miércoles, 17 de octubre de 2018

Marsella y Mario, una historia de amor, de trabajo, de familia…y de poder




Marsella y Mario, una historia de amor, de trabajo, de familia…y de poder

Alejandro Mares Berrones

 “Señora Marsella”, así es como le llama el personal del DIF, a Marsella Huerta de López, quien recientemente en conferencia de prensa dejó muy claro, que a ella no le gusta que le llamen “Primera Dama” o “Señora Presidenta”.
“Todos somos iguales, Señora Marsella, así me gustaría que me dijeran, solo con respeto, el amor a la vida es lo que nos inspira a servir, me considero  una persona sencilla, una persona humilde,  agradecida con Dios, servirle al pueblo, a la gente, me gusta mucho ayudar a los más necesitados, como dicen me pongo en los zapatos de ellos y la verdad me siento con esa gran tranquilidad cuando ayudo a la gente”, dijo la semana pasada ante los medios de comunicación.
Marsella Huerta de López, es una mujer sencilla y muy amable, virtudes que adquirió de sus padres Everardo Huerta Garza y María Sosa de Huerta, y que reforzó al contraer matrimonio con el maestro Mario Alberto López Hernández, presidente municipal de Matamoros; una mujer que a brazo partido y a lado de su marido, ha salido adelante como esposa, como madre, como profesionista y como empresaria.
Marsella y Mario, del fruto de su amor, han procreado 3 hijos hermosos, Montserrat, Melissa y Mario Alberto, este último al que su padre le llama “mi borreguita de oro”.
La pareja que ahora gobierna Matamoros, van a cumplir 20 años de feliz matrimonio, Marsella estudiaba  Contaduría en el Tecnológico de Matamoros y tenía 25 años de edad, cuando conoció al “Profe” Mario Alberto López Hernández, quien cuando la conoció se enamoró de ella desde la primera mirada…
Solo que la señorita Marsella no le hizo caso, pero Mario, “nunca perdió las esperanzas”, es nuestra propia entrevistada quien lo cuenta desde su oficina, ubicada en el segundo piso del DIF municipal, de Cuarta y Camilo Manso:
“Lo conocí a él en el Tecnológico, fue mi maestro, pero nada más el respeto del maestro a la alumna, termino mi carrera e inicio mi curso de titulación y me lo vuelvo a encontrar…
Mis amigas siempre me decían, cuando llegaba a la clase, porque a veces llegaba muy tarde, pues me venía del Poblado (Anáhuac) a la Central de autobuses del centro y de allí tomaba la pesera para el Tecnológico  y ellas me decían que “el profe” comentaba:  ya llegó la compañera y tarde y así siempre enfocándose en mí…
Mis amigas decían, a mí se me hace que tú le gustas al profe y yo pues no nada que ver, y así pasaron los años, hasta que llegó el curso de titulación  y ahí él, yo me acuerdo que estábamos yo con  una amiga y teníamos un cuaderno porque teníamos un trabajo y él agarra mi cuaderno y escribe  una nota que  decía: te quiero invitar a salir, háblame…
Y yo como que le hable,  que le pasa, si él quiere que me hable, yo como le voy a hablar y ya después me habla, me localiza y ya me invita a salir, y total, me hice mucho al rogar y total ya fuimos a comer y ahí empezó todo, de amigos, convivíamos más y hasta que nos hicimos novios.
Y la señora Marsella, remata su historia de amor, con el ahora presidente municipal Mario Alberto López Hernández:
“El nunca perdió la esperanza, como dice él, el que persevera  alcanza, nos enamoramos y ahora tenemos 3 hijos maravillosos; nos casamos bien rápido, fue en octubre cuando nos hicimos novios y en diciembre me dio el anillo de compromiso, y en mayo nos casamos, hasta el otro año cumplimos 20 años de casados”.
Su vida académica
Originaria del Poblado Anáhuac, hija de padres agricultores, que le enseñaron a labrar la tierra y a querer el campo, su infancia la vivió siempre en ese lugar, a lado de sus otros cuatro hermanos: Everardo, Juan José Everardo, Marcia y Marbella, esta última su hermana gemela.
Estudió la prescolar en el Jardín de Niños Cristóbal Colón, la Primaria en la Juan B. Tijerina, luego la Secundaria Técnica número 14, hasta que entró a la preparatoria, la que curso en Valle Hermoso.
Marsella Huerta de López, nos comenta:

“Cuando salgo de la prepa, me voy un semestre a Ciudad Victoria, a estudiar la carrera de computación, pero como no me gusto, le dije a mi mamá, me voy a regresar al Poblado con ustedes y me regreso, entonces me regresé y fue cuando decidí ingresar al Tecnológico a mis 19 años de edad y termine mi carrera de licenciada en Contaduría Pública en 4 años”.
Estudiar su carrera de contadora, no fue fácil para la Señora Marsella, pues mientras cursaba su profesión, les ayudaba a sus padres en las labores del campo:
“Cuando estaba estudiando, me venía todos los días del Poblado en autobús, tomaba el autobús de ahí de la  carretera de Anáhuac todos  los días y de ahí me venía y llegaba a la Central de Autobuses de la  12 y Abasolo y de ahí me venía caminando para agarrar la pesera del Tec Esperanza y me lleva hasta el Tecnológico, esto fue durante toda mi carrera y en muchas ocasiones llegue tarde a clase, precisamente en la materia que me impartía mi ahora esposo Mario López”.
Reconoce:
“Definitivo, el apoyo de mis padres fue muy importante, mis papás son agricultores, siempre nos han inculcado los valores y la verdad que los admiro mucho, y le doy gracias a Dios por tenerlos”.
A la Señora Marsella, se le corta la voz, pues recientemente tuvo la pérdida de uno de sus hermanos, de Everardo, el mayor de la familia; el reportero cauteloso, no abunda sobre esa situación, nuestra entrevistada  toma aire, aplomo y continúa:
“Cuando estábamos en el Poblado, como dicen es un pueblo chiquito, nos enseñaron a hacer de todo, cortar zacate,  pintar, a trabajar duro, anduve en el riego, en la agricultura, en la ganadería, porque en la Secundaria Técnica 14, había lo que era la agricultura o la ganadería,  entonces yo agarre lo que era agricultura”.
Rememora:
“Cuando mi papá trillaba el sorgo, en las cajas de los camiones siempre quedan residuos, nosotras lo juntábamos en botes e íbamos y lo vendíamos; andábamos en las parcelas cortando polocote, mis papás tenían ganado y pues les ayudaba ahí con el ganado, mi mamá producía quesos y nosotras los vendíamos allí mismo”.

--¿Alguna vez manejo algún tractor?, se le pregunta
--Manejarlo no, subirme si, mi papá nunca me dejo, me encantaba andar con mi papá a su lado en el tractor, entonces ya cuando terminé mi carrera, hice mis practicas en el despacho del contador Protasio Guerra, de ahí me fui a trabajar a la Constructora Urvitec, luego me casé con este hombre maravilloso que es Mario López y a echarle ganas a nuestros negocios, Mario es una persona que siempre está pensando en que hacer”.
--¿Tienen 3 hijos, ahora como va a combinar usted, el ser mamá, el ser Presidenta del DIF, el ser contadora, porque aparte tiene negocios familiares?
--Todo se puede en esta vida, vengo de gente de trabajo y la verdad  todo se puede, y dar lo mejor de mí al ciudadano, para que esté contento con mí desempeño, a mis hijos siempre he estado al pendiente de ellos, los llevo a la escuela en las mañanas, para las 7:30 de la mañana ya estoy desocupada y ya me vengo aquí a las 8 a cumplir con mi responsabilidad, a cumplirle a Matamoros”.
--¿Usted conoce mejor a Mario López, mejor que el pueblo de Matamoros, que puede decir usted de su marido?

--Que es una persona muy sencilla, tranquilo, muy hogareño, que esta con sus hijos, con nosotros,  no es de los que le gusta  andar de fiesta, como dicen de parranda, nada de eso, yo creo que desde  los años  de casados que tenemos, nunca me ha llegado borracho, ¡tomado jamás!, él es muy respetuoso con todos, es una persona  con principios y valores muy sólidos, nunca se está quieto, muy positivo en sus pensamientos, siempre está pensando en que hacer por su familia, por sus amigos y ahora por Matamoros, no tengo ninguna duda que mi esposo va hacer el mejor presidente que esta ciudad haya tenido en toda su historia”.
“Gracias a Dios hemos estado bien  de salud, mis hijos y nosotros, todo bien, hemos salido adelante, siempre trabajando, hemos tenido tres grandes alegrías en la vida, desde que nació nuestra primer hija, luego la segunda y la borreguita de oro, como le dice Mario al más chiquito de nuestros hijos”.
--¿Y a usted como le dice el Señor Presidente Municipal?
--A mí me dice mi amor.
--¿Más le vale, porque si no se le arranca?, pregunta el reportero.
La señora Marsella, suelta la risa y dice:
“Nada de eso, al principio Mario  de repente me decía gorda y gorda pa´lla y gorda pa’ca, pero eso fue al principio, ahora ya no, y ahora para todo me dice mi amor”.
--¿Y usted como le dice  al Presidente?
--Mi Rey.
--¿A  qué hora empiezan el día de ustedes como familia?
--A las 5 de la mañana y concluimos a la  1 de la mañana.
--¿Cuáles van hacer sus metas como presidenta del DIF?
--Que la gente se  quede  contenta con el trabajo que les  vamos a  brindar, como se dice que los vamos  a cobijar, los vamos apoyar en lo que necesiten y que esté en nuestras posibilidades.
--¿Matamoros tiene muchas necesidades, cómo le va hacer?
--Cuando andábamos en la campaña,  nos dimos cuenta de las necesidades que existen en las colonias, a mí siempre me ha gustado servir a la gente  en lo que pueda, la gente  que tiene esa necesidad, queremos apoyar a todas las personas que podamos, eso es lo que vamos hacer todos los días.
“El que no cumpla, se va”
Ya en anterior conferencia de prensa Marsella Huerta de López, había dicho:
“El Sistema DIF que está a mi cargo, estaremos trabajando para  todas las familias de Matamoros, haremos nuestro mejor esfuerzo para que a través de nuestros programas de asistencia social, de salud, cultura y deporte, lograremos restablecer el bienestar e inclusión hacia una mejor sociedad”.
“Estoy consciente de mi responsabilidad como presidenta del Sistema DIF, pero al mismo tiempo es un honor el servir para mí y de mis colaboradores, los principios y los valores de voluntad, respeto, solidaridad, generosidad, honestidad, humildad y empatía en cada acción que emprenderemos”.
Y remató:
“Agradezco a mi esposo, Mario Alberto López, al DIF Estatal y Nacional, su respaldo, que sin duda fortalecerán cualquier acción emprendida”.
Y pregunta expresa de este reportero, si  va a seguir con la filosofía de su esposo Mario López, “del que no cumpla se va”, la señora Marsella, fue contundente:
“Así es, venimos a trabajar y a echarle todos los kilos y lo que nos inspira a servir es el amor a la vida”.