jueves, 29 de agosto de 2019

El “Padre Martín” criticó al gobernador y terminó en un cajón de muerto

Ofició la misa del joven Jorge, asesinado por Policías Estatales, a los que llamó: “Asesinos”. 



El “Padre Martín” criticó al gobernador y terminó en un cajón de muerto 

 “Yo le pregunto al gobierno del estado si pueden disparar encima de la gente sus policías, si es eso cuidémonos todos en Matamoros, y yo sé que a lo mejor se enojan porque estoy diciendo esto, porque soy un sacerdote, pero no se vale Cabeza de Vaca, ponte hacer las cosas bien y sino que el pueblo te lo demande”, fueron las últimas palabras del sacerdote asesinado. 

Alejandro Mares Berrones  

   Una semana después de oficiar la misa del estudiante del Conalep y empleado de Smart Jorge Alberto Vázquez, abatido por policías estatales, el sacerdote José Martín Guzmán Vega, también fue asesinado a puñaladas. 



Contrario a lo que le ocurrió a Jorge, quien recibió un balazo en la cabeza, en la nuca y él mismo dijo agonizando que habían sido los estatales del gobierno de Cabeza de Vaca, quienes le dispararon. 

Jorge apenas contaba con 21 años de edad, dejó 3 niños en la orfandad, por su homicidio su familia presentó una denuncia  Mat/00017/783/2019, en la Agencia del Ministerio Público, hoy Unidad de Investigación, contra quien resulte responsable, aunque todo mundo sabe que fueron los estatales quienes le metieron el balazo. 

Jorge, era un joven católico, pertenecía a un grupo de danza de los conocidos como los matlachines que cada 12 de diciembre acuden a la iglesia de Guadalupe a los festejos de esa fecha, era muy querido por todos. 
El padre José Martín Guzmán Vega, era el responsable de formar los cuadros de danza (Matlachines) y amigo de Jorge, cuando supo que el joven estaba hospitalizado y luchando por su vida, ni siquiera lo dudo, inmediatamente se trasladó al IMSS de Sexta y Mina, para darle apoyo moral y espiritual a la familia de Jorge, así como pedirle a Dios que lo salvara de las garras de la muerte, de esa bala que dispararon asesinos disfrazados de policías. 

Allí en ese lugar, la compañera periodista Julia Leduc, entrevistó al sacerdote y en su portal de noticias La Frontera Dice.com, publicó un video de la entrevista, donde el padre José Martín Guzmán Vega, dijo: 

Me duele mucho, yo como sacerdote, con tantos años de conocer a Jorge y de conocer todos los cuadros de danza y por todo lo que trabajó él, doy testimonio que era un muchacho de los mejores y no se vale que una bala le haya causado este problema 

Eso lo dijo el sacerdote, cuando Jorge luchaba por su vida en el quirófano del IMSS donde lo operaban y agregó: 

“Yo le pregunto al gobierno del estado si pueden disparar encima de la gente sus policías, si es eso cuidémonos todos en Matamoros, y yo sé que a lo mejor se enojan porque estoy diciendo esto, porque soy un sacerdote, pero no se vale Cabeza de Vaca, ponte hacer las cosas bien y sino que el pueblo te lo demande”. 

En la misa de Jorge, el cura José Martín Guzmán Vega, dicen que fue más severo contra el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca y contra los policías estatales a los que llamó asesinos... 

El auxilio 

Una semana después, el 21 de agosto, entre las 9 y 10 de la noche, el padre Martín, como lo conocían, fue asesinado a puñaladas, una de las vecinas, que pidió el anonimato, quien dijo que no asiste a la Iglesia Católica, pero que tiene un restaurante enfrente de la parroquia Cristo Rey de la Paz, del ejido Santa Adelaida, donde ocurrieron los hechos, fue quien lo auxilio, cuando el cura ya ensangrentado gritaba: “me quieren matar, me quieren matar”. 

“Gritaba que lo querían matar, yo salí cuando escuché los gritos, yo (sic) salí a cerrar la puerta de aquí de la tienda –restaurante-, porque yo pensé que se estaban peleando u algo, pues si viene alguien y se mete aquí, pues es mucha responsabilidad verdad”, dijo la vecina.  

“Cuando salgo y estaba cerrando la puerta, vi quien era el que venía caminando y corrí auxiliarlo, pensé que a lo mejor él se sentía mal u algo y fue cuando él cayó al piso y vi que estaba manchado de sangre, allí quedó en el portón de la iglesia, hasta que otros vecinos lo trasladaron a Matamoros para darle auxilio”… 

La vecina, puntualiza: 

“No vi ningún movimiento de vehículos, ni nada, fue como a las diez o diez cinco minutos de la noche, esa es la hora en la que él llega, él llegaba a las nueve o diez de la noches, a veces él venía y compraba de cenar y se encerraba o cuando llegaba con cena, él ya no salía, se quedaba allí en la parroquia, allí en su casa”. 

“Yo solo hablé al 911 para pedir ayuda, otros vecinos se lo llevaron en su camioneta  hacia Matamoros”. 

Los vecinos que trasladaron al cura ya herido hacia Matamoros, no quisieron hablar, solo un joven que no se quiso identificar, dijo que el padre Martín no vivía solo, había otro cura que allí cohabitaba de nombre Mario Correa, al que tampoco localizamos. 

Otro de los vecinos, Juan “N”, dijo que él no es muy pegado a la iglesia, que de vez en cuando va a misa, pero que el padre Martín era una persona muy apreciada, que daba misa todos los domingos de 11 a 12 de la tarde… 

“Ayudaba a todo mundo e incluso a los jóvenes de aquí les daba trabajo y les pagaba por semana, para que no anduvieran de vagos y a nosotros los adultos, como los domingos hay béisbol, nos decía: cuando se les atore la carreta le piden al béisbol que los ayude”… 

Yo no oí nada, pero vi que corrieron unos chavos y les pregunté qué está pasando y dijeron: picaron al padre Martín, picaron al padre Martín y entonces fui a ver y la vecina Chayo  ya lo estaba ayudando… 

Le pregunté qué pasó, algún asalto o qué, eso era entre las nueve treinta o diez de la noche, a esos chavos no los conozco, era de noche y no los alcance a ver; dicen que vivía solo, al padre Mario Correa, no tengo el gusto de conocerlo”. 

El comunicado

El día 22 de agosto, por la mañana, el Obispo de Matamoros, Eugenio Andrés Lira Rugarcía en un escueto comunicado a los medios de comunicación, que ni siquiera leyó él, sino el Canciller de las Diócesis, el padre Juan Martín Tejeda Cavazos, dijo: 
“Con profundo dolor participamos el lamentable fallecimiento del presbítero José Martín Guzmán Vega, del que ya las autoridades competentes han comenzado las investigaciones para esclarecer los hechos y hacer justicia. En tanto, expresamos nuestras condolencias a la familia Guzmán Vega y a la Comunidad de la Parroquia Cristo Rey de la Paz, Ejido Santa Adelaida, e invitamos a todos a unirnos en oración para pedir a Dios por el eterno descanso del P. Martín”, fin del comunicado… 

Al día siguiente, en el ejido Santa Adelida se llevó acabo el funeral del Padre Martín, quien tenía 16 años de cura y 10 como Párroco de la Cristo Rey de la Paz. 

El padre Martín hasta antes de su muerte, fue el encargado de la Pastoral Penitenciaria –atención a los penales- como el de Santa Adelaida, el obispo Eugenio Andrés Lira Rugarcía, acudió personalmente a darle la despedida en esa parroquia, donde todavía estaban los charcos de sangre, allí volvieron a bailar los matlachines y el cuerpo inerte, sin halito de vida del sacerdote permanecía   en un cajón de muerto, de fina madera de cedro, pulido con alta ebanistería.  

     El padre Martíde 55 años de edad y originario de Michoacán,  fue muy crítico de la actuación de la Policía Estatal, del gobernador Francisco Javier Cabeza de Vaca, que últimamente ha estado en medio de acusaciones, por presuntos abusos, incluso presuntos asesinatos, en varios municipios del estado 

     Cuando  el padre Martíoficio la misa del joven Jorge, el estudiante del Conalep y trabajador de Smart, criticó  a la policía estatal, en un video que circuló en redes sociales hizo lo mismo. 
     Una semana después, el asesino, “le ajustó las cuentas”, eso es lo que se cree. Quedó tirado a la entrada de la iglesia en medio de un charco de sangre, moribundo, fue trasladado en vehículo particular al Hospital Pumarejo. 

    Por  la avenida Rigo Tovar, a la altura de la copa de Soriana Laguneta, personal de Protección Civil los interceptó y siguió con el traslado. 

    Llegaron al Hospital, pero el sacerdote ya había muerto desangrado. Del  asesino nada se sabe aún. 
     Y mientras las autoridades estatales guardan “un silencio cómplice”, el obispo de la Diócesis, Eugenio Andrés Lira Rugarcía, en la misa de cuerpo presente en la parroquia del curaexigió justicia para el sacerdote Martín. 

     Luego de la despedida, entre cantos de mariachis y rezos, el obispo pidió a las autoridades que esclareciera  el asesinato, pero cuando los compañeros reporteros, le preguntaron sobre que le exigiría a Cabeza de Vaca, al obispo se le inflaron los cachetes y los cabellos de la barba se le pararon como si le hubieran arrimado electricidad, no dijo nada. 



       En Santa Adelaida, los habitantes expresaron su inconformidad y enojo por la falta de seguridad y por los abusos de los estatales. 

     La Policía Estatal, del gobernador  Cabeza de Vaca, sigue en medio del remolino de acusaciones si respuestas, sumidos en un “silencio cómplice” y lo peor, que un cura se atrevió a criticar al gobernador por el asesinato del joven Jorge Alberto Vázquez y acabó en un cajón de muerto.